Este año se cumplen 80 años de las instituciones de Bretton Woods (el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Fueron creadas en una reunión de 44 países en Bretton Woods (New Hampshire, EE.UU.) en julio de 1944, con promesas poco sinceras de estabilidad y prosperidad mundiales.
Así que desenterremos la verdad y pongamos al descubierto su motivación real: Estados Unidos y sus aliados trataron de consolidar su dominio económico tras la Segunda Guerra Mundial. El FMI y el Banco Mundial sirvieron de herramientas para mantener el control sobre el orden financiero de posguerra y sus políticas favorecieron los intereses occidentales, mientras que el Sur Global sufrió las peores consecuencias.
El sistema de Bretton Woods fue creado para regular el orden monetario mundial y el dólar estadounidense se convirtió en la moneda de la reserva mundial, asegurada con oro, lo que inevitablemente daría continuidad a un legado de explotación y afianzaría un mayor poder geopolítico. Su cometido de evitar la guerra económica significaba mantener estables las monedas poderosas, lo que requería nuevos créditos y un crecimiento económico que exigía el descubrimiento y explotación de mercados, así com el reintegro regular de las deudas internacionales y sus intereses. A diferencia de las naciones ricas, a los países financieramente más pobres se les prohíbe unirse para repudiar deudas (impago), crear nuevos intercambios (préstamos a sus vecinos) o pagar sus deudas en sus propias monedas nacionales - cualquier cosa que pudiera afectar al dominio de los mercados y las monedas europeas y estadounidenses.
¿Cómo lo hacen? La respuesta está en la distribución del poder de voto dentro de las instituciones. El principio es simple: cuanto más fuerte es tu economía, más fuerte es tu posición en el FMI y el Banco Mundial. Estados Unidos, con su desproporcionada influencia, ejerce el derecho de veto sobre las decisiones importantes. Los países europeos siguen su ejemplo, perpetuando una jerarquía obsoleta. Mientras tanto, los países de África, América Latina y Asia, a pesar de su peso colectivo, siguen marginados.
La presidencia del Banco Mundial siempre ha sido un privilegio en manos estadounidenses, mientras que la del FMI se reserva a un europeo. ¡Es hora de reconocer esta realidad histórica y cuestionar la legitimidad de unas instituciones construidas sobre tales cimientos!
Sus prácticas crediticias atrapan a los países del Sur Global en un ciclo de endeudamiento perpetuo. Los préstamos concedidos tienen condiciones implícitas: duras medidas de austeridad, mandatos de privatización y reformas estructurales, y no dejan fondos para responder al empeoramiento de los efectos de una crisis climática ya mortal de la que no son responsables. En lugar de fomentar cualquier cambi, estas instituciones desempeñan un papel continuo en el empeoramiento de la crisis climática al empujar a los países del Sur Global cada vez más hacia la extracción de combustibles fósiles, la agroindustria y la deforestación, con el fin de generar las tan necesarias divisas para pagar las deudas ilegítimas. Esto perpetúa la dependencia económica y obstaculiza el progreso mediante el dominio del Sur Global a través de la deuda.
Estas instituciones de Bretton Woods, y sus arraigadas estructuras de poder deben ser desmanteladas, ya que queda claro que el FMI y el Banco Mundial no son parte de la solución, sino del problema. Han mantenido a los países del Sur Global bajo su dominio neocolonial de la deuda durante décadas, atrapándolos en un ciclo de explotación, degradación medioambiental y crisis económicas.
¡80 Años de Deudocracia Colonial son suficientes! Exigimos la cancelación inmediata e incondicional de la deuda del Sur Global para allanar el camino hacia una transición justa y autodeterminada.